miércoles, 12 de octubre de 2011

Soñé que estaba en un bacanal de alegría. La gente del lugar, una casa sucia con madera y paja, acudía aglutinada a un cuarto donde todos celebraban que los perros lamían a la vaca; lloraban y se abrazaban y bebían porque los perros amaban a la vaca. Luego llegó un becerro que se entregó a la vaca y todos lloraban de alegría y se carcajeaban de júbilo. La sinfonía se elevaba sobre sí misma acercándose densa hacia su paroxismo, sobre todo en el momento en que la vaca penetraba al becerro. Yo me sentía conmovido por lo que pasaba y no sé si también lloraba de alegría por la anagnórisis. Luego desperté. No recuerdo sonidos.

Merino Australiano - 04:27 p.m. 12/10/2011